*
Instalan oficinas de Cristianos por la
Abolición de la Tortura
Preocupa
a ONG que en Guerrero
la tortura no
esté tipificada como delito
*
El de los campesinos detenidos en Ayutla
y Teconapa será uno de los primeros
casos que atenderá
Aurelio
Peláez * La Asociación de Cristianos
por la Abolición de la Tortura (ACAT),
instaló ayer una oficina en Guerrero,
con sede en Acapulco. En la conferencia
de prensa en donde se hizo tal anuncio,
se manifestó la preocupación por que
en esta entidad la tortura no esté
tipificada como delito, y por el desdén
de las autoridades a los casos de
violación a los derechos humanos.
La
nueva oficina de ACAT será coordinada
por José Raymundo Ríos, médico de
profesión, originario del Distrito
Federal, y quien antes estuvo al frente
de la oficina en Oaxaca. Ahí, la
asociación atendió unos 50 casos,
entre ellos el de un grupo de campesinos
indígenas de San Agustín Loxicha,
acusados de secuestro y asaltos, y de
pertenecer al Ejército Popular
Revolucionario. La asociación documentó
casos de tortura a los campesinos.
En
Guerrero, uno de los primeros casos que
retomará es el de los seis campesinos
de Ayutla y Tecoanapa detenidos por la
AFI acusados de terrorismo y secuestro,
y de estar involucrados con la guerrilla
del ERPI.
José
Raymundo Ríos, quien cuenta no haber
vivido antes en Guerrero, informó que
por ahora la información que tiene del
caso son las versiones periodísticas,
que no se ha entrevistado con las
personas afectadas, pero que se tiene la
presunción de que hubo tortura y
violación de los derechos humanos de
las víctimas.
La
Acción de los Cristianos para la
Abolición de la Tortura es un organismo
no gubernamental mexicano fundado hace
once años. Es parte de un movimiento
voluntario de carácter ecuménico
originado en Francia, y que desde 1974
lucha para erradicar la tortura en el
mundo. Junto con más de veinte ACAT
nacionales de cuatro continentes forma
parte de la Federación Internacional de
la ACAT, organismo que cuenta con
estatuto consultivo ante la Organización
de las Naciones Unidas, el Consejo
Europeo y la Comisión Africana de los
Derechos del Hombre y de los Pueblos. En
México sostiene relaciones de
colaboración con organismos de la
sociedad civil y públicos,
especialmente con la Red Nacional de
Organismos Civiles de Derechos Humanos
Todos los Derechos para Todos.
Reyna
Vázquez, la directora de ACAT-México,
leyó un boletín de prensa de la
asociación en donde se señala que
Guerrero es uno de los estados con más
graves problemas de violaciones a los
derechos humanos (incremento de la
violencia, militarización y persecución
de indígenas y líderes sociales), que
viene originado desde tiempo atrás y
que se ha continuado con los gobiernos
actuales, por lo que se considera como
uno de los estados como alta prioridad
para recibir atención (por la
organización). A esto se suma el hecho
de que en el Código penal del estado la
tortura no está tipificada como
delito”.
Informó
que desde hace tres años ACAT ha tenido
trabajos de acercamiento y seguimiento
de casos como denuncias presentadas ante
el ministerio público y procesos ante
autoridades judiciales en municipios
como Coyuca de Benítez, Tlapa, Acapulco
y Chilpancingo.
En
la presentación del grupo estuvieron
Nahyeli Ortiz y Javier Enríquez, también
de la dirección de ACAT-México, y
Bertoldo Martínez Cruz, ex preso político.
Asimismo, Vidulfo Rosales Sierra, del área
jurídica de Tlachinollan, organismo
defensor de los derechos humanos en La
Montaña. Más tarde llegaría Abel
Barrera, su coordinador, así como Efrén
Cortez y Erika Zamora, ex presos políticos
acusados de pertenecer al ERPI y
detenidos durante la matanza de
campesinos en El Charco, Ayutla de los
Libres. Como invitado de la asociación,
estuvo Eduardo Martínez, del Centro de
Investigación de Enfermedades
Tropicales (CIET), de la UAG. Asistieron
también el regidor perredista, José
Luis Morales Torres, y Delfino Serrano,
del grupo Sembradores de la Esperanza.
En
entrevista, Reyna Vázquez contó que
una de las primeras tareas de
ACAT-Guerrero será que en el código
penal del estado se tipifique el delito
como tortura, e informó que esta
entidad y Yucatán son las únicas que
no han incluido esta figura jurídica.
No
obstante, señaló, la aplicación de
las sanciones a policías y autoridades
que cometen delitos de tortura no es la
ideal, pues generalmente los
representantes del ministerio públicos
los juzgan por golpes y lesiones, “o
madrizas, como dice el gobernador de
Querétaro, Ignacio Loyola”, con lo
cual los castigos que reciben son
menores, e incluso los acusados del
delito quedan impunes. Afirmó que por
ello una de las tareas de los talleres y
conferencias que realiza la asociación
es sensibilizar a ciudadanos y
autoridades de la gravedad del delitode
tortura, que es “un grave abuso del
poder público mediante el cual se
provocan dolores o sufrimientos graves,
ya sean físicos o mentales, además de
la sumisión y parálisis de la
sociedad”.
Ayer
mismo, ACAT comenzó una serie de
talleres sobre el delito de tortura, en
las instalaciones del CIET de la UAG.