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* Preguntan nombres, anotan datos y roban alimentos, las quejas

Temor y daños materiales causan militares acampados en Barranca de Guadalupe

  Maribel Gutiérrez, enviada, Barranca de Guadalupe * En esta comunidad me’phaa del municipio de Ayutla de los Libres hay un ambiente de tensión y miedo, por la presencia de efectivos del Ejército que desde el sábado 7 de diciembre se encuentran acampando en la orilla del pueblo.

Los indígenas consideran como un acto intimidatorio que el Ejército esté en su comunidad, y el paso de los soldados por el centro del pueblo. El día que llegaron, preguntaron a campesinos que estaban al lado del camino su nombre, a qué se dedican y de dónde venían. La mayoría de los vecinos son indígenas que sólo hablan el idioma me’phaa, y no respondieron.

Observaron que los militares llevaban una lista de nombres en un cuaderno, y pensaron que preguntaron los nombres de los vecinos porque buscan a alguien, y tienen miedo de que quieran detener a alguno de ellos.

El campamento militar al lado del arroyo Serena se estableció en una parcela que pertenecía al señor Bonifacio Eugenio y actualmente trabajan ahí miembros de su familia, que tienen plantíos de caña de azúcar, un molino para hacer panela y calabaza. Ellos quejan de que los soldados no respetan su propiedad y les quitan sus alimentos.

Ese lugar es el paso cotidiano de niños que viven al otro lado del río y van a la escuela en el centro de Barranca de Guadalupe. Desde el sábado ven a distancia a los soldados, y la mayoría de los niños que viven de ese lado no fue a la escuela este lunes, por miedo a pasar por el campamento.

En esos días los soldados han causado daños materiales, denuncia la dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas Me’phaa, Andrea Eugenio Manuel: “Cortaron toronjas y cañas sin permiso de los dueños, y robaron calabazas, plátanos y pollos de campesinos de la comunidad”.

Reunidos en el centro de Barranca de Guadalupe, donde está la mayor concentración de casas, en medio de montañas de color rojo por los cultivos de jamaica que está en flor en esta época del año, vecinos inconformes con la presencia de los soldados, por medio de su traductora, explican que tienen miedo porque desde 1999 los soldados vienen con frecuencia a agredir al pueblo.

En ese año, por primera vez denunciaron violaciones a los derechos humanos, cuando tropas del Ejército que acamparon exactamente donde están ahora, a menos de 300 metros del centro, destruyeron plantíos de sábila, rompieron las mangueras para riego, quemaron árboles y se llevaron detenido a su campamento al joven Victoriano Eugenio Manuel. Por primera vez se organizaron las mujeres para ir al campamento militar a exigir que liberaran al detenido, la reparación de los daños y la salida de las tropas.

También relacionan la presencia militar con los momentos más violentos que ha vivido la comunidad, porque el 4 de julio de este año, cuando murieron acribillados con armas de alto poder los jóvenes Eugenio Eugenio Neri y Antonio Eugenio Neri, su hermana Marcelina Eugenio Neri y su mamá Fausta Neri, había cerca de aquí un campamento del Ejército.

Temerosos, los niños, niñas, mujeres y hombres ven caminar a cinco soldados por la calle principal, el lunes 8 de diciembre, y los ven entrar de compras a la tienda, que tras la salida de los militares cierra sus puertas.

También se vio que los soldados entran al pueblo para recabar información. La tarde del lunes, los militares anotaron los datos de una camioneta de la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos Tlapanecos, que se encontraba estacionada en la calle principal.

Salida del Ejército, una demanda frecuente

“Que se retiren, no queremos a los guachos, que se vayan a su cuartel”, dice Andrea Eugenio, traduciendo las peticiones que hagen sus compeñeros en idioma me’phaa.

El 24 de noviembre, representantes de la mayoría de las comunidades indígenas de Ayutla se reunieron en la cabecera municipal, y convocaron a funcionarios del gobierno federal y del estado para demandar que se constituya un fondo para el desarrollo integral de la región.

La dirigente reclama: “En lugar del fondo, la respuesta que nos dio el gobierno fue mandar a los soldados; están aquí, y en Barranca Tecoani (localizada en otro de los cerros de esta zona, a unos 3 kilómetros de distancia), ahí fueron a preguntar por Inés Fernández Ortega y su esposo Fortunato Prisciliano Sierra para amenazarlos porque desde el año pasado están denunciando la violación de ella que hicieron soldados”.

Dice que en el día los soldados salen de sus campamentos y rodean los pueblos, y por eso los indígenas tienen miedo.

A los vecinos reunidos se les pregunta su opinión sobre las declaraciones ya reiteradas del comandante de la Novena Región Militar, general Mario López Gutiérrez, quien niega que los soldados violen a las mujeres y los derechos de los indígenas en esta región y afirma que las denuncias provienen de gente que busca que el Ejército se retire para dedicarse con libertad a la siembra de cultivos ilícitos.

“Es un pretexto del gobierno decir que hay siembra de enervantes aquí. La verdad es que sabe el gobierno dónde se está organizando la gente, y ahí mete al Ejército y a grupos paramilitares, para intimidar a los que participan en las luchas”, dice la dirigente, que interpreta opiniones de sus vecinos.

El coordinador de la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos Tlapanecos, Arturo Campos Herrera, dice que no son ciertas esas acusaciones, y argumenta: “Si los compañeros fueran narcos no estarían tan pobres como están. Las familias de aquí no tienen carro, como tienen los narcos; caminan desde aquí hasta Ayutla cargando su jamaica en la espalda para llevarla a vender. Sus casas están muy pobres, y no tienen zapatos y su ropa es pobre”.

Leopoldo Eugenio Rufina dice que lo que más necesitan es el financiamiento para proyectos productivos porque necesitan trabajo, y la vivienda que ya solicitaron, y el arreglo del camino que después de las lluvias quedó intransitable en algunos tramos, y el teléfono que se descompuso y la comunidad está incomunicada. Pero en lugar de resolver estas demandas, el gobierno manda al Ejército, lamenta.