* Relatan cómo
el pueblo se organizó para sacar a los soldados
El
Ejército en la región me’phaa, para inhibir la lucha indígena,
denuncian
*
Amenazaron en Barranca Tecoani con encarcelar a la dirigente de
la Organización de Pueblos Indígenas Me’phaa, Andrea Eugenio
Manuel
Maribel
Gutiérrez, Ayutla de los Libres (Segunda parte y última) *
Desde hace cuatro años, el Ejército acosa y agrede a los
pueblos me´phaa de Ayutla y los colindantes en Acatepec, y en
respuesta, en dos ocasiones en este mes los indígenas obligaron
a las tropas a salir de Barranca Tecoani.
Es
el único lugar de Guerrero donde la población se reúne para
sacar a los soldados. Aquí, indígenas de cinco comunidades
(Caxitepec, Barranca Bejuco, Ciénega del Sauce, Barranca
Tecoani y Barranca de Guadalupe) se organizaron, el 17 de enero
con palos, y el 18 sólo con la presencia masiva, para sacar a
los soldados del centro de Barranca Tecoani.
Como
ocurre en la región mixteca de Ayutla después de la masacre de
El Charco, el 7 de junio de 1998, las organizaciones sociales
que sufren el hostigamiento denuncian que con la presencia del
Ejército se busca detener la lucha de los pueblos indígenas, a
quienes acusan de tener vínculos con guerrilleros.
El
hostigamiento a las organizaciones sociales o el combate
preventivo a supuestos grupos armados es la única explicación
que los dirigentes indígenas encuentran a la presencia militar
en sus pueblos, porque, insisten, “aquí no hay cultivo de
enervantes ni armas de fuego”.
¿Porqué
entraron los soldados a Barranca Tecoani y después a Barranca
de Guadalupe del 16 al 26 de enero? Andrea Eugenio Manuel,
dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas Me’Phaa
(Kambaxo Xuaji Guini Me’phaa), responde: “Aquí vienen a
espantarnos. Yo protesto porque los militares rodearon mi casa,
porque mi hermano Victoriano está acusado de ser del ERPI (Ejército
Revolucionario del Pueblo Insurgente). Los guachos no deben
entrar a los pueblos ni estar en los montes, deben estar en sus
cuarteles”.
Andrea,
de 20 años, y otros dirigentes de la Organización, creen que
la llegada de las tropas a la región me’phaa es parte de una
estrategia contra los indígenas que luchan por sus demandas,
porque el Ejército está en las comunidades que pertenecen a la
Organización, que actualmente está gestionando proyectos
productivos ante la Secretaría de Desarrollo Social.
“Quieren
intimidar para que la gente no se organice, para detener la
organización, porque la organización está repuntando con los
proyectos productivos”, dice Otilia Eugenio Manuel.
El
coordinador de la Organización Independiente de Pueblos
Mixtecos Tlapanecos, Arturo Campos Herrera, señala que “es
una estrategia en toda la zona indgena, también hay movilización
militar en la zona mixteca”.
Informa
que el día en que fue entrevistado, el viernes 24 de enero, en
la región mixteca de Ayutla, de donde es originario, había
retenes del Ejército cerca de La Angostura, en Ojo de Agua, en
el crucero de La Concordia, a donde llegaron el jueves 23 de
enero 200 soldados, y bajaron tres helicópteros en Vista
Hermosa.
“Vamos
a hablar con el presidente municipal de Ayutla, para preguntarle
si sabe a qué se debe la movilización de tropas, porque
creemos que es una manera de intimidar a las organizaciones indígenas”.
Explica.
“Los indígenas hemos estado en contra del gobierno, y hay una
estrategia del Ejército, del gobierno federal, estatal y
municipal para evitar que los indígenas se organicen y luchen
por sus derechos; parte de esa estrategia es intimidar a los
dirigentes indígenas como a las compañeras Otilia y Andrea
Eugenio Manuel.
“El
gobierno sabe que en las zonas indígenas hay pobreza e
injusticia, y que la gente puede levantarse en armas porque no
se cumplen las demandas del pueblo, y en lugar de dar una
respuesta a las demandas, mandan a los militares para intimidar
y deshacer a las organizaciones”.
Los
dirigentes afirman que todas las agresiones del Ejército en la
región me’phaa de Ayutla están relacionadas: las violaciones
que hicieron soldados el año pasado a Valentina Rosendo Cantú
y a Inés Fernández Ortega, los interrogatorios sobre grupos
armados y las listas de indígenas que llevan los militares de
supuestos guerrilleros, la movilización militar, patrullajes y
retenes en los pueblos, la infiltración de espías en las
comunidades indígenas para informar y provocar problemas, y las
amenazas de muerte y de encarcelamiento a miembros de las
organizaciones sociales.
El 16 de enero en la tarde, después de que 22 soldados
del 48 Batallón de Infantería pusieron su campamento, los
habitantes de Barranca Tecoani se juntaron, y acordaron ir a
exgir la salida de las tropas, porque tienen miedo de que roben
mazorcas y calabazas, y si se quedaban los guachos (soldados)
las mujeres y los hombres no iban a poder salir al campo, no
iban a trabajar, porque tienen miedo de que violen a las
mujeres, como lo hiceron el 22 de marzo del año pasado con Inés
Fernández.
El
17 se formó una comisión de 17 personas, entre ellas tres
mujeres. Llevaban palos, para tener con qué defendersse en caso
de una agresión.
A
las 7 de la mañana en el campamento había un guardia. Andrea
Eugenio Manuel preguntó quién era el comandante; le dijeron
que todavía estaba dormido.
Cuando
salió el oficial de apellido Gallardo, Andrea le dijo: “No
puden meterse al pueblo sin permiso. Venimos a decirles que se
vayan, porque aquí vienen a violar mujeres y a espantar a los
niños”.
Los
militares querían golpear con sus armas a Fortunaro Prisciliano
Sierra, Miguel Castro Cruz, Doroteo Castro Cruz, y Andrea los
defendió, poniéndose en medio.
Las
señoras gritaban a los soldados en idioma me’phaa que se
fueran.
Un
militar amenazó a Andrea, le dijo que ella es quien organiza a
la gente, y que por eso la iban a meter a la cárcel 20 años, y
que iban a echar todo el cargador de sus fusiles a los indígenas
que iban ahí.
Cuando
se retiraron, los soldados se iban a ir a Barranca de Guadalupe
pero la gente les cerró el paso hacia allá, y les dijo que no
fueran a otra comunidad, que regresaran a su cuartel.
Los
indígenas iban todo el tiempo con sus palos en las manos atrás
de los soldados, hasta que los dejaron en el crucero de
Yerbasanta, y les dijeron que ese era el camino para regresar a
su cuartel.
Los
soldados gritaban: “vamos a regresar a matarlos, mañana o
pasado mañana”.
Eran
cerca de las 7 de la tarde, los indígenas habían estado casi
12 horas, tras los soldados, vigilando su retidada.
El
18 de enero entraron como 80 soldados a la comunidad, como a las
5 de la tarde. Para sacarlos, se juntó la gente de Barranca de
Guadalupe, Barranca Bejuco, Barranca Tecoani, Ciénega del Sauce
y Caxitepec. Eran más de 70 indígenas, informa Otilia Eugenio.
Al
frente del grupo iban tres mujeres. Otilia, Inés Fernández y
María Soto de la Cruz. Pidieron hablar con el comandante,
salieron seis soldados apuntando con sus armas a Inés, y uno de
ellos dijo: “Todos nosotros somos el comandante”, en idioma
me’phaa: Ik’aan ñajuu.
Después
se presentó el comandante Melitón Flores y otros soldados que
tomaron fotos y video de los indígenas.
“Queremos
que se vayan porque ustedes vienen a hacer mal”, les dijo María.
Las mujeres advirtieron a los soldados que si no se iban, “el
pueblo va a tomar otras medidas”, porque sólo vienen a
espantar a la gente y a violar a las mujeres.
El
comandante les dijo que no se podían ir de inmediato porque ya
era noche. Se retiraron al día siguiente.
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