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* Denuncian que se encuentran en una parcela

Acuerdan indígenas sacar nuevamente a los soldados de Barranca de Guadalupe

 El dirigente de la Organización de Pueblos Indígeas Me’phaa, Cuautémoc Ramírez, considera que la presencia de los militares en la comunidad de donde los sacaron el 9 de diciembre, es una respuesta represiva por las denuncias que se han hecho contra el Ejército por la violación de dos mujeres indígenas.

Indígenas me’phaa de Ayutla de los Libres y Acatepec acordaron sacar a soldados del Ejército que se encuentran en la comunidad de Barranca de Guadalupe desde la noche del martes 13 de enero, debido a que su presencia es intimidatoria, espanta a los niños –que no pueden ir a la escuela– y a las mujeres –que están en peligro de ser violadas como ya ha ocurrido–, y obstaculiza las labores de los hombres en el campo, además de que consideran que los militares, de acuerdo con la Constitucón, no tienen que estar en los poblados porque no es tiempo de guerra.

El presidente de la Organización de Pueblos Indígenas Me’phaa, Cuauhtémoc Ramírez, informó que vecinos de Barranca de Guadalupe se reunieron el jueves 15 y tomaron ese acuerdo porque ya no aguantan la presencia de los soldados dentro de su pueblo, que impide las actividades normales.

En declaraciones por teléfono a esta redacción, el dirigente manifestó que la organización exige el respeto a la integridad de los niños, mujeres y hombres de Barranca de Guadalupe, que acordaron acudir este sábado a las 6 de la mañana al campamento militar, con apoyo de vecinos de Barranca Tecoani y Barranca Bejuco, todos integrantes de la organización indígena.

El 9 de diciembre de 2003, indígenas de Barranca de Guadalupe, municipio de Ayutla, obligaron a un grupo de soldados a salir de su comunidad, donde habían robado alimentos y animales. Los indígenas, encabezados por mujeres, se reunieron para ir al campamento que estaba al lado del río, y con gritos exigieron a los soldados que se retiraran, y los presionaron hasta lograr que levantaran el campamento, y después los siguieron por un camino hasta asegurar que estuvieran lejos del poblado.

En esa ocasión, los soldados amenazaron con sus armas a los indígenas en el momento en que llegaron al campamento, y después trataron de intimidarlos acusándolos de que siembran enervantes.

El presidente de la Organización Me’phaa consideró que el regreso de los soldados a esta comunidad, un mes después de que el pueblo los sacó, “puede ser una provocación planeada por el Ejército” para que los indígenas se acerquen nuevamente al campamento para sacarlos y ahí reprimirlos o golpearlos.

A pesar de este riesgo, la mayoría de los habitantes de Barranca de Guadalupe acordó “correrlos”, porque “los compañeros no quieren que estén los militares en el pueblo; ya no aguantan”, dijo.

De acuerdo con información procedente de los pueblos de esa región, los soldados llegaron el sábado 10 de enero a la comunidad de El Camalote, donde salían a recorrer el campo; de ahí se desplazaron el martes en la noche a Barranca de Guadalupe, y se establecieron en una parcela propiedad del señor Eleuterio Eugenio, en el camino hacia la comunidad de La Unificada, identificada por los miembros de la Organización indígena como sede de un grupo paramilitar.

Indicaron que los soldados no pidieron permiso al dueño de la parcela para establecer ahí su campamento, ni han hablado con las autoridades de la comunidad.

Además, los indígenas desconocen el motivo de la presencia de las tropas.

Cuauhtémoc Ramírez afirmó que los militares no están ahí para combatir la siembra de enervantes, porque están en una parcela dentro del pueblo cerca del camino.

Considera que lo que busca el Ejército es intimidar a los indígenas de esta área, que desde 2002 han estado denunciando que las mujeres Valentina Rosendo Cantú e Inés Fernández Ortega fueron violadas por soldados, que además robaron herramientas de trabajo y alimentos en los pueblos.

En enero de 2003 y en diciembre del mismo año, efectivos militares entraron a la comunidad de Barranca Tecoani, y amenazaron de muerte a Fortunato Prisciliano Sierra, esposo de Inés Fernández, para que retirara la denuncia de violación, que dio lugar a una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos para que se investiguen los hechos, hecha pública el 28 de diciembre.

Según el acuerdo de la comunidad, este sábado irán al campamento a preguntar a los militares el motivo de su presencia, les pedirán que se retiren, y los conducirán por el camino que va hacia la cabecera municipal de Ayutla hasta dejarlos en un punto conocido como crucero de Tecruz.

A la pregunta sobre lo que motivó el acuerdo, Cuauhtémoc Ramírez expuso: “Los compañeros sólo están reclamando que los soldados no estén en sus parcelas y que se vayan a su cuartel, porque por las experiencias anteriores saben que solamente llegan a destruir y a robarse los alimentos que la gente siembra, a asustar a los niños y a violar a las mujeres”.

Adelantó que si este sábado los soldados no se retiran, la comunidad convocará a organizaciones oficiales y no gubernamentales de derechos humanos y a los medios de comunicación para ir conjuntamente al campamento. (De la Redacción).