* Agresiones a
Plan de Gatica y Barranca Bejuco
Denuncian
plan de militares contra dos comunidades indígenas me´paa
* Descubren a
espías ligados al Ejército y al gobierno en la comunidad
tlapaneca de Acatepec * En la del municipio de Ayutla, más de
tres meses de hostigamiento desestabiliza la vida comunitaria
Maribel
Gutiérrez * Con delitos fabricados, persecución y
agresiones contra las autoridades comunitarias, amenazas de
desconocimiento de una comunidad, manipulación de conflictos
agrarios para quitarles sus terrenos de cultivo, y el
hostigamiento permanente a los pueblos y a sus dirigentes,
efectivos del Ejército mexicano desarrollan planes para
desestabilizar a dos comunidades indígenas de la región
me’paa: Barranca Bejuco, en el municipio de Acatepec, y Plan
de Gatica, en Ayutla de los Libres.
Por separado,
denuncian los hechos esas dos comunidades y sus autoridades, en
el primer caso miembros de la Organización Independiente de
Pueblos Mixtecos Tlapanecos, y en el segundo de la Organización
de Pueblos Indígenas para el Desarrollo Autónomo. Afirman que
el Ejército, aliado a las autoridades municipales de Acatepec y
a personas afines del área, buscan desaparecer a Barranca
Bejuco, a raíz de las denuncias de la comunidad contra soldados
del 41 Batallón de Infantería que el 16 de febrero violaron a
Valentina Rosendo Cantú, de 17 años.
En Plan de
Gatica, desde abril, cuando comenzó el tiempo de secas, las
tropas han estado en los cuatro puntos cardinales, a un kilómetro
de distancia del pueblo, en lo que se considera una acción para
estorbar la tranquilidad de una comunidad que defiende los
derechos indígenas, y que con su propia organización tiene lo
que ninguna otra en esta área de La Montaña: una camioneta,
energía eléctrica y televisión.
Militares
persiguiendo indígenas
Los habitantes
de Barranca Bejuco descubrieron un plan, orquestado por
militares, para destruir al pueblo. Dicen que parte de este plan
es la decisión del ayuntamiento de Acatepec de desconocer a
Barranca Bejuco, que se fundó hace tres años con unos 300
habitantes, y de retirar el sello a las autoridades con el
argumento de que lo usan para hacer denuncias contra militares.
También, el
ataque con armas de fuego en un intento de homicidio al
secretario de la comunidad, Encarnación Sierra Morales, la
noche del 3 de junio.
El último
eslabón de la cadena de agresiones, de acuerdo con las
denuncias, es el Hospital Regional de Ayutla, donde se negaron a
dar atención médica a Encarnación Sierra, y a Ocotlán Sierra
Morales, el representante de bienes comunales, lesionado al caer
durante la persecución a los agresores de Encarnación, la
misma noche del miércoles.
La clave sobre
la participación de militares en las agresiones fue la
presencia de un espía del Ejército, Jerónimo Rafael de la
Cruz, adscrito al cuartel de Acapulco, de la Novena Región
Militar, que el domingo 30 de junio llegó a buscar a Ocotlán
Sierra Morales.
Ocotlán no
estaba, pero su mujer habló con el desconocido, quien le dijo
que iba de Xochitepec, y que lo buscaba porque quería que le
vendiera amapola o mariguana.
El militar, que
iba vestido de civil, fue acompañado por una joven originaria
de Barranca Bejuco, que actualmente es informante de espías del
Ejército, y que lo llevó para señalar los domicilios de los
dirigentes de Barranca Bejuco.
El 2 de julio,
en Chilpancingo, el presidente municipal de Acatepec, Jerónimo
Godoy Avilés, quien desde que comenzó la denuncia contra los
militares ha estado de parte de éstos, al grado de decidir la
desaparición de la comunidad, advirtió: “Mañana o pasado
van a tener un problema grave en Barranca Bejuco”. Y en ese
plazo ocurrió la agresión a Encarnación, informa el comisario
de la comunidad, Ezequiel Sierra Morales.
También
recientemente se presentó una denuncia contra Ocotlán Sierra
Morales, por violación sexual de una mujer, Lucina Morales
Flores, madrastra de dos militares del 41 Batallón. El acusado
y las autoridades aseguran que la denuncia es falsa, y que es
una venganza por la denuncia de Valentina.
El 3 de junio,
en el camino a Caxitepec asaltaron una camioneta que iba de
Chilpancingo a llevar los recursos del Progresa. No le quitaron
el dinero, sólo la balearon, y el comisario de ese poblado,
Rufino Reyes Villegas, dijo que un testigo, Bonifacio Cruz Avilés,
señaló como responsable a Facundo Sierra Morales, el suplente
del comisario de Barranca Bejuco, y ante 11 comisarios de la
región dijo que esta comunidad va a desaparecer porque viven
puros delincuentes.
Además, el
alcalde Godoy Avilés, priísta, negó el fertilizante a los 33
campesinos de Barranca Bejuco que lo solicitaron. Acudió hace
unos 15 días, a Caxitepec, la comunidad más cercana a Barranca
Bejuco, de la que formó parte hasta 1999, para entregar
fertilizante, y ahí dijo que en adelante no apoyará en nada a
los de Barranca Bejuco, y
según el comisario Ezequiel Sierra, agregó: “Que vayan a
pedir fertilizante al Consejo Guerrerense 500 Años de
Resistencia Indígena, que es el que los apoya para poner las
denuncias contra el Ejército”, y agregó: “Yo ya no me
meto, ellos tienen un asunto grave”.
De estas
palabras, el comisario saca una conclusión: “Quieren crear un
conflcito grande para deshacer a la comunidad. El presidente nos
está pisoteando, y eso es parte de un plan”.
Tres
espías en Mexcaltepec
El miércoles 3
de julio, a las 8:30 de la noche, el secretario de Barranca
Bejuco Encarnación Sierra Morales, fue atacado en el camino a
su casa por cuatro desconocidos, con acento indígena, uno de
ellos armado con una pistola. El jefe del grupo salió al paso
de Ezequiel, le dijo: “A tí te ando buscando, tú eres el que
pone las denuncias, tú andas reclamando por tu terreno (en
referencia a un litigio por 5 hectáreas que pertenecieron a su
padre y él reclama, y que trata de apropiarse un particular),
tu terreno ya está aquí”. Y ordenó al que estaba armado:
“Dispáralo”.
Encarnación se
defendió, y de una patada derribó al hombre armado. Echó a
correr y otros dos lo siguieron, hasta alcanzarlo y a punto
estuvo de morir a golpes y pedradas.
Los vecinos
escucharon sus gritos, y acudieron a auxiliarlo. Comenzó a
correr la voz en el pueblo: “Ya mataron a Encarnación. Ya
vienen los militares para acá, ya están cerquita”.
Creyeron que
eran militares los desconocidos que habían dejado ensangrentado
a Encarnación porque con los militares tienen conflictos desde
febrero, cuando ocho de ellos participaron en la violación a
Valentina, y de ahí se han derivado o agrandado otros
problemas.
Todo el pueblo
buscó por los alrededores, pero los agresores, los cuatro
vestidos de negro, ya habían huido, y se quedó sin comprobar
si eran militares.
El mismo miércoles
3, tres desconocidos vestidos con harapos, uno con tenis y dos
con huaraches, se acercaron a una casa en el crucero de
Mexcaltepec y preguntaron dónde podían comprar tortillas, para
100 personas. Nadie tuvo tortillas para vender, y pidieron que
un niño los guiara a Mexcaltepec, donde probablemente las
encontrarían. El niño guía tuvo miedo y se adelantó en el
camino a avisar al comisario, Bardomiano Morales, de la
presencia de los extraños; el pueblo se juntó y los arrestó.
Las autoridades
registraron a los extraños, que dijeron que iban de El Charco,
y abajo de los pantalones harapientos, cada uno escondía una
pistola de alto poder, pegada a las piernas, muchas balas y
mucho dinero. Los encerraron en la cárcel y al día siguiente,
a las 5 de la tarde, el presidente municipal de Acatepec, Jerónimo
Godoy, y el síndico, Leopoldo Neri, ordeneron que los
liberaran. Antes de dejarlos les tomaron fotos y no les
regresaron sus armas ni el parque.
Las autoridades
de Barranca Bejuco piensan que los extraños eran espías del
gobierno, y no descartan que etén relacionados con los que el
mismo día atacaron a Encarnación Sierra.
Soldados
tras un dirigente
El 1 de julio,
en Chilpancingo, uno de los dirigentes de la comunidad de Plan
de Gatica y de la Organización de Pueblos Indígenas para el
Desarrollo Autónomo, regidor del ayuntamento de Ayutla,
Raymundo Nava Ventura, denunció en conferencia de prensa que el
sábado 29 de junio, soldados que desde abril se encuentran
rodeando la comunidad corretearon a niños y niñas pastores de
chivos, y se bañaron en el agua que se usa para consumo doméstico.
Un soldado, vestido sólo con short, y armado, alcanzó a una niña
de 8 años, la tomó de la mano y se piensa que pretendía
violarla.
El sábado 6 de
julio subió a Plan de Gatica un convoy de ocho vehículos del
Ejército, con más de 20 soldados, a buscar a Raymundo Nava
Ventura. No se encontraba, los militares se regresaron a Ayutla,
a donde ya habían estado el viernes 5 preguntando por el
dirigente, que no estaba en la cabecera municipal, porque desde
temprano subió a Plan de Gatica, con dos funcionarios de la
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Guerrero
(Codehum) que acudieron a tomar testimonios de los agraviados
por la presencia militar.
Primero fueron
al lugar donde se encontraba el campamento de soldados, que se
retiraron el domingo 30 de junio, cuando el pueblo formó una
comisión para pedirles que se fueran, después de la agresión
a los niños.
Más tarde, los
enviados de la Codehum se reunieron con la comunidad, en
asamblea. “Les dijimos que no queremos estar sitiados por el
Ejército como ha sido desde abril, que ya no queremos que nos
molesten, que no queremos un enfrentamiento, porque eso es lo
que quieren provocar”, dijo Nava Ventura.
Informó que
este año el pueblo no ha trabajado con tranquilidad, porque
desde el comienzo del tiempo de secas los militares se
establecieron en el banco de materiales para construcción, y
después se cambiaron adonde están los terrenos de cultivo.
“Han estado
en cuatro partes alrededor del pueblo, como a un kilómetro”,
informa el dirigente.
A partir del 19
de junio el problema fue mayor porque los soldados pusieron su
campamento en la entrada a Plan de Gatica, obstaculizando a los
campesinos salir a laborar.
“En todo el año
no hemos trabajado bien, los campesinos andan con miedo por los
soldados, dejan sus siembras en el monte, hay un retraso en el
trabajo y es lógico que va a bajar la cosecha de maíz, frijol
y otros alimentos”, dice.
Este domingo 7,
la asamblea de Plan de Gatica acordó exigir a las autoridades
dar seguimiento a las denuncias contra el Ejérciro. Piden a la
CNDH, a la Codehum, a organismos no gubernamentales, al
Ministerio Público civil, y si quiere también el militar, que
acudan a la comunidad para que investiguen a fondo los hechos,
para que hablen con los agraviados, para que se sepa la verdad y
haya justicia, informó Nava Ventura.
No se refieren
sólo a las denuncias recientes. También a las que presentaron
en octubre de 1999, cuando militares entraron a la comunidad y
torturaron al comisario y a cuatro ciudadanos más, y allanaron
la comisaría, supuestamente en busca de material subversivo.
Después, denunciaron ante la Comisión Nacional de Derechos
Humanos actos intimidatorios cometidos por efectivos militares
contra la comunidad y contra agentes religiosos de pastoral que
estaban reunidos en el pueblo, el 9 y 10 de abril de 2001.
La comunidad se
negó a declarar ante los militares que fueron el sábado 6,
supuestamente a investigar los hechos de la semana anterior.
Piden la presencia de las autoridades civiles, “y si quieren
también el MP militar”, y que escuchen a los afectados en el
lugar de los hechos, según el acuerdo de ayer.