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Noveno Informe del Centro de Derechos
Humanos
Guerrero,
uno de los escenarios privilegiados de
violencia: Tlachinollan
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Denuncia el manejo de la ley contra la
delincuencia organizada para criminalizar
a ciudadanos reconocidos en el caso de los
seis detenidos en Ayutla y Tecoanapa, y la
persecución del Ejército contra
dirigentes indígenas en Ayutla
Zacarías
Cervantes, corresponsal, Tlapa * En su
noveno informe presentado la noche del sábado
14, el Centro de Derechos Humanos de
La Montaña Tlachinollan concluye
que esa región sigue “dolorosamente
sumida en las entrañas de la impunidad y
el olvido”.
Mientras
que Guerrero sigue apareciendo a nivel
nacional como uno de los “escenarios
privilegiados de la violencia”, señala.
En
el noveno aniversario del Centro de
Derechos Humanos de La Montaña, el
organismo de derechos humanos realizó
actividades diversas el viernes y el sábado,
entre ellas un taller, el viernes y el sábado
un foro sobre violencia y derechos humanos
en el que tuvo la participación de
ponentes como Sergio Sarmiento y Armando
Bartra.
Acudieron
al foro, asimismo, el delegado del
Instituto Nacional Indigenista, Pedro de
Jesús Alejandro, el alcalde de Tlapa,
Rufino Vázquez Sierra, el ex director del
INI, Marcos Matías Alonso y el edil de
San Luis Acatlán, Genaro Vázquez Solís.
Citando
fuentes oficiales y periodísticas, este
organismo no gubernamental de derechos
humanos con sede en Tlapa informa que
entre 1990 y 1998 la tasa media de
homicidios por cada 100 mil habitantes fue
de 49.4 y que las muertes por agresión se
encuentran entre las primeras causas de
muerte en el estado.
El
informe señala que los municipios de
Guerrero que cuentan con un índice de
denuncias por homicidios más alto son los
de Atoyac de Alvarez y Tecpan de Galeana
en la Costa Grande, Coyuca de Catalán en
Tierra Caliente, Teloloapan en la zona
Norte, Tlapa, Copanatoyac y Zapotitlán
Tablas en La Montaña.
El
organismo de derechos humanos indica que
la violencia ha llegado a situaciones
tales que en 1998 morían en promedio de
manera violenta cuatro guerrerenses al día,
mientras que un informe de la Procuraduría
de Justicia estatal dado a conocer en el
mes de marzo pasado y que es reproducido
por Tlachinollan, indica que en el primer
trienio del actual gobernador René Juárez
se han cometido 3 mil 179 homicidios con
arma de fuego, armas blancas y con todo
tipo de objetos.
Asimismo
expone que solamente en el año 2002 se
registraron mil 35 homicidios dolosos y
que el municipio de Acapulco ocupa el
primer lugar en índices delictivos.
El
Centro de Derechos Humanos de La Montaña
agrega que a estos resultados de la
violencia del orden común se suma la
violencia “institucional” que se
ejerce en contra de los ciudadanos de este
estado con el argumento de la aplicación
de la ley federal contra la delincuencia
organizada, cuando en realidad “se trata
de estigmatizar a las personas que
cuestionan la realidad oficial”.
Cita
como ejemplo de esta violencia
“institucional”, la detención de seis
campesinos el 21 de mayo en los municipios
de Ayutla y Tecoanapa, “que puso de
manifiesto la estrategia policiaco-militar
de escudarse en la ley federal contra la
delincuencia organizada para criminalizar
a los ciudadanos, que para la población
que los conoce se trata de personas que
trabajan en el campo y algunos de ellos
militan en el Partido de la Revolución
Democrática (PRD).
Y
es que insiste que las detenciones de
estos campesinos que son acusados de
secuestro y de violar la ley contra la
delincuencia organizada, “son
arbitrarias y el inicio de una serie de
violaciones de derechos humanos que caen
como cascada sobre los detenidos, quienes
quedan bajo el mando de las corporaciones
policiacas que se encargarán de
arrancarles confesiones bajo torturas físicas
y psicológicas y de negarles una defensa
apropiada”.
Señala
que el operativo “aparatoso y violatorio
a los derechos humanos” implementado por
más de 30 agentes de la Unidad
Especializada Contra la Delincuencia
Organizada (UEDO) fue con el fin de
intimidar y someter a las familias,
inmovilizar física y jurídicamente a los
detenidos, suspenderles sus garantías
constitucionales, incomunicarles y
presentarlos como miembros de grupos
armados dedicados al secuestro y a cometer
homicidios.
En
el documento se hace mención también de
la violencia, persecución y el espionaje
que está sufriendo la Organización
Independiente de Pueblos Mixtecos y
Tlapanecos (OIPMT), en la Costa Chica de
Guerrero después de la masacre de El
Charco el 7 de junio de 1998.
“Varios
de sus integrantes se encuentran
amenazados de muerte, como es el caso de
Otilia Eugenio, quien ha recibido cuatro
anónimos citándola en lugares solitarios
en la madrugada con la promesa de hacerle
una fiesta y cuando los miembros de la
OIPMT vigilaron el lugar descubrieron que
había agentes judiciales”.
Otro
de los casos que se consignan en el
informe son las violaciones a las indígenas,
Valentina Rosendo Cantú de Barranca
Bejuco, municipio de Ayutla e Inés Fernández
Ortega en Barranca Tecoani, en donde, el
organismo de derechos humanos señala que
existe un “temor fundado de los pueblos
indígenas hacia el Ejército mexicano”.
“La
simple presencia (del Ejército) es
suficiente para infundir temor entre las
comunidades; cuando se sabe que hay
patrullas del Ejército cerca los hombres
prefieren no ir a cultivar la milpa, las
mujeres se encierran en sus casas y los niños
no van a la escuela”, denuncia en su
escrito el centro de Derechos Humanos.
Por
ello el informe concluye: “En la Montaña
de Guerrero se le sigue pisoteando la
dignidad a los pueblos indígenas y se les
mantiene siempre en los márgenes de la
legalidad y en los límites de lo humano.
La Montaña sigue dolorosamente sumida en
las entrañas de la impunidad y el
olvido”.