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Sigue la amenaza en Barranca Tecoani, afirma
Ningún
caso de indígenas violadas por soldados ha tenido justicia:
Tlachinollan
Miriam
Ruiz (CIMAC), ciudad de México * La familia de Inés Fernández
Orgeta, indígena me’phaa violada por soldados del Ejército
en Barranca Tecoani, municipio de Ayutla de los Libres, en
marzo del 2002, continúa recibiendo hostigamiento y amenazas
de personal de efectivos del Ejército, se
informó ayer aquí.
El
director del Centro de Derechos Humanos de La Montaña
Tlachinollan, Abel Barrera, advirtió que las fuerzas
castrenses apuestan al desgaste de las víctimas en este caso,
como en los otros cinco que su organización ha tomado sobre
violaciones sexuales a indígenas por militares.
Fortunato
Prisciliano Sierra, esposo de Inés, violada sexualmente por
tres soldados en la cocina de su casa, fue visitado a mediados
de abril por militares que
le pidieron que dejaran el caso, actualmente en revisión por
la justicia militar, señaló Barrera.
Igualmente,
Amnistía Internacional lanzó una acción urgente ante las
intimidaciones sufridas por la pareja y otros habitantes de su
pueblo, Barranca Tecoani, a donde entraron 22 miembros del 48
Batallón de Infantería del Ejército el 16 de enero de 2003.
“Cuatro
soldados armados fueron a la casa de Fortunato Prisciliano e
Inés Fernández y, al parecer, durante más de media hora
pidieron reiteradamente que Fortunato Prisciliano retirara la
denuncia de violación. El se negó a hacerlo”, y el acoso
continúo, informó Amnistía Internacional.
Agrega
que desde que denunciaron la violación ante el Ministerio Público
en marzo de 2002, Fortunato Prisciliano e Inés Fernández no
han sido informados de ninguna acción emprendida por las
autoridades. Los médicos que examinaron a Inés Fernández aún
no han entregado su informe.
Abel
Barrera explicó este jueves durante una conferencia de prensa
sobre el amparo negado a Valentina Rosendo, violada 20 días
antes que Inés Fernández en la misma región me’phaa
(tlapaneca) de Guerrero, presuntamente por miembros del mismo
Batallón, que ningún caso de indígenas violadas por
soldados ha alcanzado la justicia.
Tlachinollan
había llevado dos casos similares en 1999 también en la región
de La Montaña de Guerrero y otros dos más en la región de
la Costa Chica, también en 1999. Las cuatro víctimas, pobres
y habitantes de comunidades alejadas, renunciaron a seguir los
casos.
Mientras,
organizaciones internacionales esperan el cumplimiento de la
recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos para que la justicia civil investigue la violación
por soldados a tres hermanas tzeltales en 1994, en una zona de
influencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Ellas abandonaron su comunidad y actualmente se ha perdido el
contacto.
Al
igual que las hermanas tzeltales, el caso de Valentina Rosendo
e Inés Fernández ha dado la vuelta al mundo al ser retomado
por las mayores organizaciones de derechos humanos Amnistía
Internacional y Human Rights Watch, así como por otros grupos
de la sociedad civil.