* Visita la
Codehum la cárcel de Coyuca de Catalán
Torturan
a un detenido; le preguntan por campesinos acusados de
guerrilleros
*
Lo sacaron de su casa dos mujeres que se presenaron como
promotoras de Progresa * “Le echaron un bote de chiles en
vinagre por la nariz, le dieron toques eléctricos en sus
partes, golpes en los oídos que casi lo dejaron sordo y lo
golpearon en la espalda. Por los chiles, siente que los pulmones
le van a reventar”, informa su hermana
Gregorio
Urieta, corresponsal, Coyuca de Catalán * A Matías Díaz
Olivares, campesino de la sierra de Coyuca de Catalán detenido
bajo los cargos de secuestro del médico altamiranense Rodrigo
Borja García, lo sacaron de su casa dos mujeres, una que decía
venir de Chilpancingo y otra que decía venir de Morelia
promoviendo el Progresa o Programa Oportunidades. Le ofrecieron
apoyo para arreglar su casa y llegaron a su domicilio en San
Pedro, municipio de Coyuca de Catalán, junto al río Cuirio. De
allí lo llevaron al DIF de Pungarabato, en Altamirano, en donde
incluso firmaron los documentos de inscripción al Programa
Oportunidades, y después lo detuvieron.
Después
de dos días de tortura, según informó a sus familiares, fue
llevado a la sierra, hacia El Cacahuananche y Palo Grande, en
donde preguntaron por varios campesinos a los que acusan de
pertenecer a la guerrilla.
Lo
anterior lo cuenta su hermana, María Díaz Olivares,
entrevistada en el mercado de Coyuca de Catalán, en donde tiene
un humilde puesto de verduras.
María
Díaz señala que el día de la detención llegaron dos mujeres,
las que se identificaron ante la madre de Matías como Rosario y
Claudia Hernández, dijeron ir de parte del Programa Progresa.
Le plantearon que si no le interesaría inscribirse al programa
para arreglar su casa, le preguntaron con quién vivía, a lo
que la señora Olivares contestó que con su hijo. Le pidieron
llamarlo para que les firmara unos papeles, pero tenía que
firmarlos en Altamirano, en el DIF. Allá se lo llevaron en un
automóvil Tsuru, color “como verde”, dice la informante.
Después de firmar fue detenido y llevado ante el Agente del
Ministerio Público auxiliar, en esa misma ciudad. Después, Matías
desapareció durante dos días.
De
acuerdo con la versión de su familiar, en ese lapso Matías
estuvo siendo torturado para que se confesara culpable del
delito de secuestro y fue obligado a firmar su confesión en la
que involucraba a Ublester Vergara Santana y a Silvino Santana
Bahena, a los que las autoridades señalan como integrantes de
la guerrilla. “Le echaron un bote de chiles en vinagre por la
nariz y eso lo hace desvariar, le dieron toques eléctricos en
sus partes, golpes en los oídos que casi lo dejaron sordo y lo
golpearon en la espalda. Por los chiles, siente que los pulmones
le van a reventar”, dice María Díaz, quien pide que a su
hermano lo revise un médico.
“Ublester
y Silvino están muertos desde hace más de cinco años, si
quieren les traigo las fotos de sus tumbas”, asegura María Díaz
Olivares, quien exige que se investigue lo que sea de su
hermano, pues él tiene más de ocho años trabajando en la
Purificadora Acuirium, de San Pedro, y como comprobante tiene
los recibos de sus salarios.
Por
su parte, Gloria Vida Santana, esposa del presidente del Comité
de Presos Políticos de Acapulco, Omar Guerrero Solís, detenido
bajo el cargo de pertenecer al ERPI, señala que el gobierno
siempre ha acusado a los Santana de pertenecer a grupos armados.
“Se
ha valido de los hermanos Isabel, Venancio y Natividad Santoyo,
paramilitares a los que de acuerdo con varias versiones, el
gobierno arma y ellos llegan a las comunidades a detener y matar
a varios campesinos. Así sucedió con Jesús y Ricardo
Santana”, señaló.
Dos
días después de que Matías fue detenido, un grupo de 150
policías motorizados, judiciales y “gobierno verde”
(militares), subieron a Cacahuananche y Palo Grande. En el paso
por La Quesería, una sobrina de Matías lo vio cuando lo
llevaban en el convoy y dio aviso a sus familiares en Coyuca de
Catalán.
Ese
día la llamada BOM (Base de Operaciones Mixtas, en las que actúan
de manera conjunta policías estatales, judiciales del estado,
judiciales federales y efectivos del Ejército), subió a la
sierra.
De
acuerdo con la versión de María Díaz, obtenida de su hermano
Matías, al llegar rodearon la ranchería de Palo Grande, de
cinco casas, las revisaron por todos lados y preguntaban por
varios hombres que no estaban allí.
Preguntaban
por Juan, Pantaleón, por Pascuala Santana –suegra de Matías–
por Cayetano Alvarado, Antonio Díaz Bahena, Germán Medina
Vida, Jesús El Comino, El Sebo Bahena, por Omar, Rogelio, Luis,
El Lobo y El Palomo y muchos más con apodos de animales, dice
la informante, quien asegura que le han dicho que allá la gente
anda huyendo y ha abandonado sus casas ante la embestida de las
autoridades.
Este
sábado 23 de noviembre, asistió al reclusorio de Coyuca de
Catalán una visitadora de la Comisión de Defensa de los
Derechos Humanos de Guerrero (Codehum), Sofía Olivia Lozano, la
que ingresó al Centro y platicó con Matías.
De
acuerdo con la versión de Gloria Vida, sólo le hizo algunas
preguntas y salió momentos después diciendo que iba en busca
de un médico. Al parecer ya no regresó y al preso lo atendió
un médico que llevó el alcaide; el médico sólo le habría
revisado la presión al detenido, según la afirmación de María
Díaz.
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