* Fue acusado
de matar a un presunto paramilitar
Liberan
a un indígena preso político que estuvo
dos años en la cárcel de Ayutla
*
El conflicto se agudizó en la región me’phaa hace cuatro años,
con la visita de los zapatistas * Victoriano Eugenio Manuel,
de Barranca de Guadalupe, teme ser nuevamente encarcelado,
pues la PGR trata de acusarlo de pertenecer al grupo
guerrillero ERPI * Lo vigilan por el pueblo presuntos espías
militares, dice
Maribel
Gutiérrez, Ayutla Victoriano Eugenio Manuel, de Barranca de
Guadalupe, Ayutla de los Libres, de la Organización de
Pueblos Indígenas Me’phaa, uno de los presos políticos en
las listas de las organizaciones sociales, fue liberado, después
de dos años y dos meses de estar en la cárcel, acusado del
homicidio de un presunto miembro de un grupo paramilitar.
“Lo
acusaban del homicidio de Galdino Sierra Francisco, de la
comunidad de La Unificada, que se formó con gente del PRI que
con el Ejército crearon un grupo paramilitar”, dice la
hermana de Victoriano, la dirigente de la Organización,
Andrea Eugenio Manuel, y agrega que esta acusación es falsa,
y por eso la sentencia fue favorable.
Explica
que con las pruebas que ofreció el abogado defensor, José Sánchez,
se demostró que Victoariano, de 22 años, no es responsable
del homicidio de Galdino Sierra. Por ejemplo, a Victoriano lo
acusaron de que llevaba un arma 30-30, pero en los peritajes
apareció que la bala que tenía el cadáver era de un AK-47;
y en una inspección ocular en el sitio de los hechos, se
comprobó que los testigos que acusaban a Victoriano estaban
mintiendo, y esos mismos testigos no ratificaron la acusación.
Por
eso, el 28 de febrero, la juez penal con sede en Ayutla,
Indalecia Pacheco León, dictó sentencia absolutoria.
Por
ese homicidio aún tiene orden de aprehensión otro hermano de
Victoriano, Gabino Eugenio Manuel, y está en la cárcel de
Ayutla uno de sus primos, Gaudencio Eugenio Neri, ambos
acusados, igual que Victoriano, como parte de la persecución
a los habitantes de Barranca de Guadalupe por parte de priístas
que colaboran con el Ejército, que en 1999 se separaron de
esa comunidad y formaron La Unificada, y acusaron a sus
vecinos de pertenecer al grupo guerrillero Ejército
Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Aparte
de la acusación de homicidio, hay una investigación contra
Victoriano en la Procuraduría General de la República que
pretende acusarlo de que pertenece a un grupo armado,
supuestamente el ERPI.
De
esto se enteró Victoriano a finales del 2002, cuando estaba
en prisión, y fueron a interrogarlo unos agentes del
Ministerio Público porque dos años antes, cuando fue
detenido en Ayutla y allanaron su casa, los policías
judiciales encontraron una foto de presuntos guerrilleros con
el rostro cubierto. Los judiciales presionaron a Victoriano
para que dijera que uno de los encapuchados de la foto era él,
y también lo interrogaron sobre la aparición en su cuarto de
videos del EZLN y del primer aniversario de la masacre de El
Charco.
Victoriano
dijo que las fotos y los videos los compró en Ayutla, y que
él no es el encapuchado que ahí aparece. Sin embargo, teme
que con el pretexto de las fotos y los videos lo quieran
acusar de guerrillero y nuevamente lo encarcelen.
Después
de su liberación, el joven me’phaa ha permanecido en la
ciudad de Ayutla, y ahí ha observado que lo vigilan y lo
siguen, presuntamente espías del Ejército y de la Policía
Judicial del estado. “Gente militar me anda checando por el
pueblo, seguramente porque me anunciaron como preso político”,
dice Victoriano, y comenta: “Me tienen vigilado, eso quiere
decir que ya salí de la cárcel pero no estoy tan libre”.
Cuatro
años de persecución
Victoriano
señala que los conflictos en Barranca de Guadalupe, con la
formación de un grupo paramilitar, se agudizaron en marzo de
1999, con motivo de la visita de cuatro miembros del EZLN, que
participaron en una asamblea en esta comunidad me’phaa como
parte de la consulta nacional sobre derechos indígenas y el
fin de la guerra de exterminio, que realizaron los zapatistas
en todo el país.
El
18 de marzo de 1999 fueron cuatro zapatistas a Barranca de
Guadalupe, donde dialogaron con vecinos del pueblo sobre los
derechos indígenas, y llegaron a la conclusión de que uno de
los problemas más graves que tienen en común las comunidades
de Chiapas y Guerrero es la militarización, porque los
militares sólo van a agredir a los indígenas, a robarles, a
violar a sus mujeres y a reprimirlos.
Los
zapatistas hablaron con sus hermanos tlapanecos (que por esas
fechas comenzaban a reivindicar el nombre original de su
pueblo, el me’phaa, porque el nombre de tlapaneco les fue
impuesto y significa que tienen la cara sucia) y les
recomendaron que cuando lleguen los militares no los dejen
entrar.
A
esa reunión no asietiron los priístas del pueblo, que el
mismo día, y con el respaldo del Ejército, se separaron de
Barranca de Guadalupe, y cerca de ahí formaron otro pueblo,
La Unificada.
Según
las denuncias de la Organización Kambaxo Xuaji Guini
Me’phaa, algunos de los habitantes de La Unificada trabajan
como soldados del Ejército y otros son paramilitares.
En
el caso de Galdino Sierra Francisco, se comprobó que después
de muerto fueron militares a preguntar por él al hospital de
Ayutla, y dijeron que lo tenían registrado como enfermero
militar, aunque en la comunidad siempre apareció como civil,
con el cargo de técnico en salud, lo que parece ser una
evidencia del tipo de nexos que hay entre el Ejército y los
presuntos paramilitares que actúan como civiles, según
denuncias de la Organización indígena.
Un
año después, el 7 de marzo de 2000, tropas del Ejército
entraron a la comunidad, hicieron disparos, agredieron a las
mujeres y se llevaron detenido a su campamento a Victoriano
Eugenio Manuel, que fue liberado horas más tarde porque todos
los vecinos del pueblo se juntaron para exigir la entrega del
detenido.
Victoriano
recuerda que mientras estuvo en el cuartel, los militares lo
interrogaron sobre sus actividades, y le decían que él tenía
gente armada. Recuerda también que los mismos soldados lo
vistieron con una camisola militar, y así le tomaron fotos.
Al
año siguiente, en abril de 2000, en Barranca de Guadalupe
acribillaron al presunto paramilitar Galdino Sierra Francisco,
quien murió en el hospital de Ayutla, a donde fue trasladado.
Este homicidio fue utilizado como pretexto para perseguir y
encarcelar a jóvenes de Barranca de Guadalupe, y acusarlos de
pertenecer al ERPI, entre ellos a Victoriano Eugenio Manuel,
que fue detenido el 5 de enero de 2001.
“A
nosotros no nos quieren porque organizamos a la comunidad para
luchar por nuestros derechos; por eso nos acusan de que somos
de grupos armados, pero no es cierto”, dice Victoriano.
Además
del daño que la persecución y el encarcelamiento causa a las
familias de los afectados, que tienen que invertir recursos en
la defensa de los presos y de los perseguidos, Victoriano señala
que hubo otros daños a la comunidad: Barranca de Guadalupe
todavía no tiene agua para abastecer al pueblo, pues el día
que arrestaron a Victoriano, los policías judiciales se
robaron del cuarto donde dormía en Ayutla 35 mil 700 pesos,
que su papá, que en esa época era comisario, tenía
guardados para el tanque de agua de la comunidad, y también
se robaron 6 mil pesos de la familia, una televisión, una
videocasetera y ropa. Ahora exige que los judiciales que lo
arrestaron devuelvan el dinero y los objetos que se robaron.