* Pide que la
Procuraduría retome el caso
Un
preso confiesa que secuestró y que tres condenados son
inocentes
* Uno de los
sentenciados a 22 años, José Coria, está encarcelado sólo
porque es casi homónimo del autor de un plagio en 1988 en
Zihuatanejo * Otros dos están en la cárcel porque son sus
familiares, afirma
Jorge
Nava * Un reo del reclusorio de Acapulco, José Luis Coria
Pimentel, reconoció su participación en el secuestro de una niña
cometido en Zihuatanejo en 1988, y afirmó que otros tres presos
sentenciados por el mismo delito son inocentes.
El preso hizo
esta confesión en una carta dirigida a los medios de comunicación,
en la que señala a agentes de la Policía Judicial del Estado
(PJE) de la comandancia de Petatlán, como responsables de las
detenciones injustas de tres tres personas que purgan una
condena de 22 años y seis meses.
El recluso José
Luis Coria Pimentel, quien también purga la misma condena y que
fue detenido el 7 de junio del 2000, en la comunidad de
Vallecitos de Zaragoza, municipio de José Azueta, admite que
cometió el secuestro de la niña Laura Kim Boccato, hija de un
alemán, propietario del hotel Villa Sol, de Zihuatanejo, el 13
de noviembre de 1998.
Recrimina que
los agentes de la PJE al dar cumplimiento la orden de aprehensión
en su contra, por equivocación detuvieron a José Coria Sánchez.
Agrega que la
detención de Coria Sánchez, sólo porque su nombre es casi
igual, fue el 19 de noviembre de 1998, y además fueron
detenidos Gildardo Cabañas Contreras y a Jenoveva Contreras
Pimentel, hijo y madre, respectivamente.
Coria Pimentel
sostiene que las tres personas “no tienen nada de participación
en ese secuestro”.
Abunda que en
el caso de José Coria, fue una confusión de los agentes con él,
pues la detención de José Coria se hizo porque a él en su
pueblo lo conocen como José Coria, pero en realidad su nombre
es José Luis Coria Pimentel.
Añade que los
agentes incurrieron en una equivocación al detener a una
persona que tiene un nombre similar al de él, además, asegura,
“lo hicieron culpable” al ponerlo a disposición de la
agencia del Ministerio Público de Petatlán como copartícipe
del secuestro de la menor Kim Boccato.
La PJE presentó
la versión de que José Coria Sánchez ayudó a José Coria
Pimentel en su huida a Ciudad Altamirano, después de cobrar ese
mismo día el rescate para dejar en libertad a la menor
secuestrada.
Aclara que el día
de la detención de José Coria Sánchez, él ya se encontraba
en Ciudad Altamirano donde se quedó a dormir en una cantina
para después comprar allí en un lote de carros una camioneta,
pues para llegar allí utilizó un coche, marca Lincoln.
Describió que
el 19 de noviembre de ese año salió a las 16 horas de Ciudad
Altamirano al poblado de Placeres del Oro y de allí, a las 17
horas, partió a la ciudad de México.
Por ello, el
recluso afirma que tanto José Coria Sánchez, como Jenobeva
Contreras Pimentel su hijo Gildardo Cabañas Contreras, son
“inocentes”. “El único delito que tienen es que son de mi
familia”, dice.
Asegura que
ellos no sabían nada de sus problemas, y critica que la PJE lo
buscaba a él y no a sus familiares detenidos.
Ya en el
juicio, pese a que José Coria presentó pruebas a su favor
donde demuestra que no es José Luis Coria Pimentel, no se
tomaron en cuenta, explica.
Coria Pimentel
pide que las autoridades de procuración de justicia del estado
retomen el caso y dejen en libertad a sus familiares.
Por su parte,
Coria Sánchez describe que los agentes de la PJE lo detuvieron
cuando viajaba a Ciudad Altamirano, procedente de Vallecitos de
Zaragoza, donde realizaría compras para su tienda de abarrotes.
En un apartado
de la carta que envió José Luis Coria Pimentel, el propio José
Coria Sánchez expone que salió a las 17 horas del 18 de
noviembre de 1998, a bordo de su camioneta, cuando se encontró
un retén de la PJE, donde le pidieron su credencial de elector.
Después de ver
la credencial, los agentes lo bajaron de su vehículo, mientras
que un policía revisó una libreta y le preguntó si conocía a
José Luis Coria Pimentel.
Añade que les
dijo que efectivamente lo conocía, sin embargo argumenta que
otro de los agentes le dijo: “No te hagas pendejo, tú eres
José Luis Coria Pimentel”.
Explica que de
allí se lo llevaron detenido a unos separos de la PJE que no
supo en dónde se localizaban. Recuerda que lo llevaron a
Chilpancingo y después lo trasladaron a Zihuatanejo, donde lo
torturaron con refresco de Tehuacán, lo vendaron y después vio
que detuvieron a su primo Benigno Coria García, quien en ese
entonces tenía 17 años de edad.
También lo
llevaron a la comunidad de San Antonio, donde detuvieron a las
3:30 horas a Jenobeva Cabañas y a su hijo Gildardo Cabañas.
Detalla que los
agentes se llevaron varias pertenencias de Jenobeva a quien los
judiciales le dijeron que él era su hermano, sin embargo
recuerda que la detenida les dijo que él no era su hermano y
pese a ello la subieron a golpes a la camioneta donde él se
hallaba junto con su primo Benigno.
Afirma que los
agentes le decían que culpara a su primo Benigno y a los otros,
y a él mismo de pertenecer a una banda de secuestradores y que
pertenecían a grupos armados.
Los agentes les
exigían que dijeran para quién trabajaban. Señala que después
no supieron más hasta que aparecieron en un taller mecánico
donde ya había 12 personas más.
De allí se los
llevaron a Petatlán donde el agente del Ministerio Público
integró la averiguación previa “a su manera”.
Según Coria Sánchez,
no tuvieron contacto con su familia hasta que se encontraron en
el Centro de Readaptación Social de Zihuatanejo, el 24 de
noviembre y el 26 acudieron al lugar dos agentes de la PJE a
amenazarlos aún cuando en ese momento se encontraba el director
del penal, Fredy Chávez Carmona.
Señala que el
20 de abril del 2000 fue trasladado al penal de Acapulco, donde
le confirmaron a la sentencia junto con los otros detenidos.
Coria Sánchez
sostiene que en el caso hubo irregularidades por lo que también
pide que se retome nuevamente su caso para que se deslinden
responsabilidades.
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