* Injustificada
presencia del Ejército en zonas indígenas, dice la ONG
Ante
el Barco de la Paz, de Japón, la masacre de El Charco y Aguas
Blancas
* Unos 250 jóvenes
japoneses llegaron ayer a Acapulco, por mar, y asistieron a un
foro con organizaciones sociales que denunciaron violaciones a
los derechos humanos en Guerrero
Ossiel
Pacheco * La organización no gubernamental japonesa El
Barco de la Paz culpó al gobierno de México de la violación
sistemática de los derechos humanos en las comunidades indígenas
pues mantiene de manera injustificada la presencia del Ejército
federal, de los cuerpos policiacos y de grupos paramilitares en
los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Ante unos 250 jóvenes
que conforman esta ONG que llegaron la mañana de ayer al puerto
de Acapulco en el buque Peace Boat, dirigentes de la Organización
Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) y de la Organización
Independiente de Pueblos Mixtecos y Tlapanecos (OIPMT)
expusieron los casos de las matanzas de Aguas Blancas y El
Charco.
Provenientes de
Japón, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Irlanda, Venezuela,
Corea del Sur y Nueva Zelanda, los integrantes de la ONG Barco
de la Paz, en un salón del hotel Las Hamacas, escucharon
testimonios de los sobrevivientes de las matanzas de Aguas
Blancas, de El Charco y de los ex presos políticos Ericka
Zamora Pardo, Efrén Cortés Chávez, Virginia Montes, Benigno
Guzmán Martínez, Bertoldo Martínez, Arturo Gallegos y José Sánchez.
El Barco de la
Paz, es una ONG fundada en 1983 por un grupo de estudiantes
japoneses, que promueve la paz, la defensa de los derechos
humanos, el desarrollo sustentable y la protección al medio
ambiente, mediante la educación y el intercambio de
experiencias con personas de todo el mundo y la cooperación con
las ONG de los cinco continentes.
En abril de
este año, esta ONG obtuvo el estatus consultativo del Comité
Económico y Social (Ecosoc, por sus siglas en inglés) de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) que le permite
atender como observador en las conferencias que lleva a cabo
este organismo mundial.
En un
manifiesto, los intetgrantes de esta ONG dicen estar preocupados
por la situación de pobreza y marginación en que viven los
pueblos indígenas de México y reconocen la lucha que estos
pueblos han emprendido para mejorar sus condiciones de vida por
el reconocimiento de sus derechos como pueblos indígenas.
Asumen el
compromiso de mantenerse atentos a lo que ocurra en la lucha por
el reconocimiento de los pueblos indios de México y a llevar
las denuncias y testimonios a todos los foros posibles para que
sean conocidos por los ciudadanos y gobiernos de los diversos países.
Con el lema Paz
con justicia y dignidad para todos los pueblos indios de México
llevaron a cabo un foro en Acapulco, puerto al que arribaron
ayer en el barco que transporta 650 pasajeros para conocer los
testimonios de la violación sistemática de los derechos
humanos en diversas comunidades de la entidad, en presencia de
organizaciones sociales locales.
De acuerdo al
itinerario, hoy visitarán el municipio de Ayutla de los Libres,
en la Costa Chica, donde escucharán los testimonios de las
viudas y sobrevivientes de la masacre de El Charco, de los
mixtecos esterilizados de manera forzada por la Secretaría de
Salud y de las indígenas me´paa violadas por militares.
El integrante
del Comité Ejecutivo del Barco de la Paz, Nohira Shinsaku,
primero en intervenir en el foro, dijo que esta ONG vino a
Guerrero para conocer sobre todo la violación de los derechos
humanos en las comunidades indígenas, “testimoniar sobre la
situación que están viviendo los indígenas para cambiarla,
con la solidaridad de la comunidad internacional”.
Y expuso que en
Japón, la tribu Ainus era discriminada, pues hasta 1996 ese país
asiático tenía una ley discriminatoria hacia ese pueblo, pero
con la solidaridad internacional lograron cambiar las leyes para
la preservación de las culturas y costumbres de esa tribu.
Shinsaku,
traducido al español por la también integrante del Comité
Ejecutivo de la ONG japonesa Namy Yamamoto, reconoció que todavía
el gobierno de Japón no reconoce todos los derechos de esa
tribu, por lo que todavía “están en condiciones
vulnerables”.
Sostuvo que al
tener conocimiento de las masacres de Aguas Blancas y El Charco,
“nos ha sorprendido mucho”, así como la situación que se
vive en Chiapas, donde los indígenas han tomado un paso más
por el movimiento iniciado por el EZLN, aunque lamentó que
todavía no están en ejecución los acuerdos de San Andrés
Larrainzar.
El coordinador
de la OIPMT, Arturo Campos Herrera, dijo que la masacre de El
Charco fue la respuesta del gobierno a la organización de los
pueblos indígenas y que no hay la voluntad política del
presidente de la República, Vicente Fox Quesada, para hacer
justicia y castigar a los responsables del asesinato de 11
mixtecos perpetrado por el Ejército la mañana del 7 de junio
de 1998.
“Estamos
exigiendo que se haga justicia, castigo a los culpables,
indemnización para los familiares de las víctimas. Hemos visto
que después de la masacre de El Charco el Ejército ha aplicado
un plan de contrainsurgencia, se desencadenó una serie de
asesinatos políticos en contra de dirigentes sociales a manos
de grupos paramilitares”, expuso.
Denunció que
hay una campaña de exterminio por parte del gobierno en contra
de los indígenas, pues hay 200 casos de mixtecos que fueron
esterilizados de manera forzada y bajo engaños por la Secretaría
de Salud, aunque sólo han sido denunciados 18 casos ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Dio a conocer
los casos de las indígenas me’paa (tlapanecas) Valentina
Rosendo Cantú, de la comunidad de Barranca Bejuco e Inés Fernández
Ortega, de Barranca Tecuani, violadas por militares, así como
la represión y hostigamiento de que son objeto dirigentes
sociales por parte del Ejército y cuerpos policiacos a raíz de
la denuncia de estos casos.
Ejemplificó
con el caso de la dirigente de la OIPMT, Otilia Eugenio Manuel,
a quien han llegado anónimos con amenazas de que va a ser
aprendida, inclusive citándola en el restaurante El Salto, por
lo cual se dieron cuenta de que las amenazas provenían de
agentes de la Policía Judicial del Estado, “unos esperándola
dentro del restaurante, otros afuera en vehículos con vidrios
polarizados y sin placas”.
Campos Herrera
dijo que la OIPMT está exigiendo que la matanza de El Charco la
investigue la justicia civil y no un Ministerio Público
Militar, como sucede en este momento porque nunca se van a
castigar ellos mismos.
Un testimonio
de la matanza de El Charco
En tanto, el
sobreviviente de la masacre de El Charco, Alfonso Oliva Morales,
originario de El Platanar, municipio de Ayutla de los Libres,
narró los sucesos ocurridos la madrugada del 7 de junio de
1998, mientras pernoctaban en la escuela primaria de la
localidad, “fuimos despertados por las balas y las granadas
que los militares del Ejército nos tiraron”.
“Nos encontrábamos
ahí después de una reunión donde tratamos formas que nos
permitieran mejorar nuestro nivel de vida que es de extrema
pobreza en el más criticable olvido en que nos ha mantenido el
gobierno mexicano, se nos informaba de programas como son el
Progresa, Procampo, porque buscábamos programas de obra social,
así como formas para prevenir enfermedades que son curables y
que por falta de atención médica mueren muchos hermanos”,
recordó.
Dijo que estos
fueron los temas tratados en la asamblea que llevaron a cabo el
6 de junio de 1998, un día antes de la matanza, pero que la razón
por la cual decidieron pernoctar ahí se debió a que muchos de
los participantes provenían de comunidades retiradas.
“Eran las
6:30 de la mañana, el claro del día empezaba, nosotros les
gritábamos que no nos tiraran más balas ni granadas, que no
estábamos armados y que íbamos a salir con las manos arriba.
Inmediatamente después que salimos nos pidieron que nos tiráramos
al suelo y empezaron a matar a los primeros sólo por levantar
la cara. Al mismo tiempo mataron a los que apenas se tiraban al
suelo boca abajo”, contó.
Esta acción
“vil y cobarde” del Ejército –dijo– dio como saldo 11
mixtecos muertos, así como cinco heridos, “los demás fuimos
detenidos, primero nos trasladaron a los cuarteles militares de
Cruz Grande y Acapulco, donde nos torturaron, nos taparon los
ojos, nos golpearon, nos dieron toques eléctricos y nos taparon
la cara con bolsas de plástico para obligarnos a decir que éramos
del grupo armado y después nos trasladaron al Cereso de
Acapulco”.
La masacre de
Aguas Blancas y más represión
Por su parte la
indígena Andrea Eugenio, de la comunidad de Barranca de
Guadalupe, en la región me’paa (tlapaneca de Ayutla de los
Libres) expuso de manera breve los casos de Valentina Rosendo
Cantú, de la comunidad de Barranca Bejuco e Inés Fernández
Ortega de Barranca Tecuani, violadas por militares.
* Aboga por la
autonomía de los pueblos indígenas
El
Barco de la Paz difundirá en Japón las violaciones a las
garantías en Guerrero
Ossiel
Pacheco * El integrante del Comité Ejecutivo de la ONG El
Barco de la Paz Nohira Shinsaku informó que de los testimonios
que recaben en Guerrero van a integrar un reporte que darán a
conocer en Japón mediante la publicación en medios impresos,
así también lo van a difundir en la página web de esta
organización.
Shinsaku
entrevistado ayer durante el foro Paz con justicia y dignidad
para todos los pueblos indios de México, en el hotel Las
Hamacas, adelantó que Peace Boat también va celebrar un acto
para difundir de manera internacional estos casos en los
diversos países que recorren.
Traducida por
la también integrante del Comité Ejecutivo de esta ONG, Namy
Yamamoto, Shinsaku descartó hacer algún planteamiento al
gobierno mexicano sino que sería consultando a los jóvenes
como se tomaría esta decisión, pero que lo importante “es
dar a conocer lo que estamos haciendo por medio de este foro”.
Señaló que
Peace Boat tiene conocimiento de dos casos como las matanzas de
El Charco y de Aguas Blancas, pero que además vienen a Guerrero
a escuchar los casos de las detenciones injustas y también de
tensiones políticas que hay.
“Nosotros
consideramos un problema el que las comunidades indígenas no
tengan la autonomía para poder decidir las reglas y la justicia
entre los mismo pobladores de las comunidades que ellos
habitan”, dijo.
Dijo tener un
panorama amplio sobre la violación de derechos humanos en México
como para comparar bien el caso de Japón, “en el caso de Japón
el gobierno considera a las tribus como una cultura no viva,
sino como algo que se tiene que mantener como museo para
mostrarse ante otros”.
“En Peace
Boat creemos que la cultura indígena debe estar viva, según lo
que ellos viven, el gobierno tiene la obligación de mantener
viva su cultura para poder reflejarse en la vida propia de todos
los japoneses, que no este considerando a sus indígenas es un
gran problema, así nosotros los consideramos”, opinó.
Shinsaku informó
que en Japón hay 25 mil personas de una tribu la Ainus, pero no
son tomadas en cuenta, no hay cifra no se conoce como la situación
de indígenas pero son discriminados sobre todo en los casos
para buscar una oferta laboral.
“Los casos en
Guerrero a mí me gustaría estar siempre atento, acerca de
ellos, mediante las conferencias que nos ha dado Higinio Muñoz,
mañana (hoy) iremos a visitar otra comunidad en Ayutla de los
Libres y este foro es importante. Nosotros vamos a tener una
información correcta, esperamos seguir trabajando y estar
atentos”, finalizó.
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