Ocupa la
Policía Judicial el primer lugar en violación de derechos
humanos: Tlachinollan
Adelanto
del décimo informe de actividades de la ONG de la Montaña.
Anuncian la formación de una red de defensores comunitarios en
los 17 municipios de esa región
Redacción
El organismo
no gubernamental de Defensa de los Derechos Humanos,
Tlachinollan, informó que la Policía Judicial del Estado es la
autoridad que se ubica en primer lugar en la violación de
derechos humanos, seguida del Ejército, la policía del estado,
y la policía municipal.
En un boletín
de prensa, que anuncia la celebración de su décimo aniversario,
este organismo denuncia que también son responsables de
violaciones a los derechos humanos, “los residentes
municipales, síndicos procuradores, directores de los centros
de readaptación social, médicos legistas, defensores de oficio,
personal médico y regidores”.
Este
organismo presentará su
décimo informe de actividades el próximo sábado en la ciudad
de Tlapa de Comonfort, y en el mismo boletín informó que se
busca conformar una red de promotores comunitarios de Derechos
Humanos en los 17 municipios de la Montaña “para coadyuvar en
la construcción de una cultura de la diversidad, la tolerancia
y el respeto a los derechos de los pueblos indígenas”, además
de fortalecer alianzas de coordinación estratégica de los
pueblos y organizaciones indígenas de la Montaña, “para
generar un poder ciudadano alternativo”.
También se
indicó que existe el propósito de procesar y sistematizar
información sobre la situación de los Derechos Humanos de los
pueblos indígenas de Guerrero con el fin de difundirla, “para
prevenir situaciones graves que atenten contra la dignidad
humana, denunciar las violaciones a los Derechos Humanos y
defender los casos ante las instancias nacionales e
internacionales para restituir a las víctimas los derechos que
les fueron violados”.
Tlachinollan
comenzará hoy el festejo de su décimo aniversario en la ciudad
de Tlapa de Comonfort, con un Encuentro Estatal para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas, donde se elaborará una
agenda mínima de derechos indígenas “que pugnará para que
las autoridades estatales implementen políticas públicas
orientadas a proteger, respetar y promover estos derechos”.
El sábado,
a las 20 horas presentará en el auditorio municipal su décimo
informe titulado Contra el Silencio y el Olvido. Diez Años por
los Derechos Humanos en la Montaña de Guerrero. Este documento
consta de 5 capítulos “que ofrecen un recorrido por la
situación de pobreza, olvido, marginación, violencia y falta
de justicia que se vive en la región, factores que han sido una
constantes durante la última década y se han perpetuado para
perjuicio de sus habitantes”.
El primer
capítulo del informe de Tlachinollan, denuncia la situación en
la que se encuentran los habitantes de la Montaña, quienes son
acosados por un frente militar “cuyas armas son el acoso,
cerco e intimidación a la población”. Denuncian también
detenciones injustificadas y violaciones sexuales comeditas por
el Ejército en donde “la organización comunitaria
independiente es fuerte”.
Además de
que se busca excluir de los beneficios sociales y del
presupuesto a las comunidades y organizaciones indígenas, que
no comparten la ideología política, que denuncian la corrupción
y las violaciones a los derechos humanos, además de la
vigilancia y el marcaje personal a los líderes o representantes
de las comunidades.
En cuanto al
tema de la “Militarización, narcotráfico y grupos armados”,
se denuncia la presencia de militares en la región de la Montaña,
que busca “contener el movimiento social, perseguir, reprimir
y desmantelar a la guerrilla e imponer un estado de excepción
para someter a la ciudadanía que se organiza y lucha por el
respeto a sus derechos humanos”.
También
expresan que ”se busca controlar a la población, a través de
los programas PROCEDE, Oportunidades, Mano con Mano, PROCAMPO,
Fertilizante, APV, entre otros “que en su implementación
imponen reglas de juego político que son contrarias a las
costumbres de las comunidades indígenas, las cuales ejercen
violencia al implantar normatividades ajenas que implican
sometimiento y se atreven a violar la intimidad de la conciencia”.
En cuanto al
capítulo de la salud, se denuncia la ineficacia de la cobertura
de los servicios médicos, la cual “está muy por debajo de la
media nacional”, y agregaron que se mantiene un aparato de
salud que no está orientado a brindar un servicio eficiente a
la población pobre, sino a mantener una estructura burocrática
que responda a los intereses políticos de los funcionarios de
la salud”.
Finalmente,
el informe de dicho organismo “deja constancia de la
persistencia del mismo patrón de violaciones de los derechos
humanos a lo largo de 10 años de trabajo, período en que
Tlachinollan documentó 376 casos de violaciones a los derechos
humanos”.
Es
pertinente mencionar a los casos de Aguas Blancas y El Charco
como ejemplos de acontecimientos lamentables que integran la
lista incluida en este capítulo de cierre. Ambos casos son
absolutamente representativos porque condensan las lecciones de
la estrategia de una guerra contrainsurgente que apuesta al uso
de la fuerza y a la destrucción de los adversarios como una
medida “inevitable” para reestablecer el orden, lógica que
ha sido una constante en los últimos 10 años en la Montaña de
Guerrero.
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